
Silvia realiza prácticas en el Centro de Alhaurín de la Torre, y resultó bastante interesante conocer de primera mano con lo que nos podemos encontrar a la hora de realizar.
En su presentación dio una serie de datos mostrando la cruda realidad de este tipo de Centro, que cuenta con 2082 internos, de ellos, 121 mujeres. Allí se encuentran tanto preventivos como penados y lo que se considera como menores (de 18 a 21 años).
Los Educadores Sociales llevan a cabo su trabajo en un equipo multidisciplinar conjuntamente con Médicos, Psicólogos y Trabajadores sociales. Hay un total de 16 Educadores sociales y 10 Trabajadores sociales, más un coordinador. Por cada Educador social hay 140 internos cuando teóricamente deberían ser 50.
El acceso a una plaza en Instituciones Penitenciarias, según para que categoría es muy desigual, mientras a un Trabajador social se le exige la titulación correspondiente para acceder a una plaza como tal en unas oposiciones, el Educador social debe acceder como Funcionario de prisiones, con lo cual puede presentarse cualquier persona que posea una Diplomatura o Licenciatura, y que una vez apruebe recibirá a continuación un curso intensivo de pocos meses de Educador en Madrid.
Las competencias del Educador social son muy variadas. El contacto directo caracteriza la relación con los reclusos. Se ocupan principalmente de la observación y contacto directo; orientación; trabajos burocráticos; dinamización y clasificación de los internos.
Los Trabajadores sociales, se ocupan principalmente de enlace con las familias y tramitación de las distintas gestiones que necesiten los internos.
Los problemas que plantean son también variados. Empezando por el ratio de reclusos respecto a cada profesional; la falta de motivación de estos; la inestabilidad de los grupos, ya que como dije anteriormente se encuentran juntos penados y preventivos; los bajos niveles culturales y educativos; carencia de medios y espacios adecuados; una reeducación y reinserción ficticios y una falta de apoyo por parte de la Administración.
Por otro lado existen otro tipo de problemas con los reclusos de carácter social, como la pobreza; la desestructuración familiar; generaciones enteras con conflictos con la Justicia.
Y los que afectan directamente al Educador social, una gran carga de tareas administrativas y una desvalorización de la profesión.
Como no todo son problemas también existen visiones positivas de la labor. En primer lugar la visión positiva que se tiene por parte la población reclusa del Educador y Trabajador social. El trabajo con el colectivo, aunque problemático, en muchas ocasiones es reconfortante.
Se estableció en clase un debate muy interesante sobre el reconocimiento de nuestra profesión, creemos que las plazas de Educador social, deben empezar a partir de ahora, a ser ocupadas por personas tituladas en dicha carrera. La introducción de una profesión que hace poco se inició debe ser labor de todos. Se propuso que el año que viene, viniera un representante del colegio de Educadores sociales que nos planteara las problemáticas con las que se encuentran y nos aconsejaran que podemos hacer para que esta situación cambie.
Como conclusión se estableció que queda pendiente:
Un reconocimiento de la Profesión
Definir el rol del Educador social
Una Formación especifica
Reivindicar nuestros espacios.
Carmen
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