domingo, 11 de abril de 2010

Violencia juvenil



Siguiendo con el tema de jóvenes infractores quiero resaltar una serie de opiniones y datos que se están publicando en estos días, por el caso repudiable de la muerte de Cristina Martín. La violencia de los jóvenes va en aumento, no solo entre iguales, sino en sus hogares, hacia sus padres. La legislación, la educación, las familias no encuentran el camino correcto. El sentido de autoridad se está perdiendo. Es curioso la gran cantidad de expertos que analizan estos temas y buscan las causas que lo provocan.
"La violencia juvenil se dispara con 3.100 delitos más en un año"
Así anuncia un titular en un artículo del diario La Razón, del martes 6 de abril de 2010, y cuyos datos no nos puede dejar indiferentes a nadie y sobre todo a los responsables de propiciar a los jóvenes una vida sana, equilibrada y socialmente adecuada.
En él los expertos alertan de un aumento de la violencia entre mujeres por “malinterpretar la igualdad”.
Creo que es interesante mostrar las cifras que en se muestran, ya que es un hecho significativo.
Son más los jóvenes que se ven involucrados en causas judiciales y que aún no han alcanzado los 18 años de edad. Según los datos provisionales del Consejo General de Poder Judicial en el año 2009, 29.462 menores se sentaron en el banquillo de los acusados, de ellos 19.535 por conductas tipificadas como delitos y el resto faltas. El incremento con respecto al año anterior es de 3.100 menores. Los juzgados dictaron casi 23.000 sentencias penales, de las que 15.000 fueron por hechos delictivos. Se dictaron 722 sentencias en las que se decretaba el internamiento en régimen cerrado.
Resulta llamativo el hecho de que la violencia haya crecido especialmente entre las mujeres, sobre todo, la violencia ejercida en el hogar de los hijos contra los padres esto es consecuencia, según el doctor en Psicología Javier Urra de “una mala interpretación de la igualdad, que lleva a un consumo igualitario de alcohol, drogas, tabaco y un mal uso de la palabra, al uso de un lenguaje árido y agresivo”
Javier Urra cree que en cuestión de educación las cosas han cambiado mucho, ya no se educa a los niños para que se pongan en el lugar del otro, y se está construyendo una sociedad “menos sensible y más psicopática y más dura”.
Este experto en menores lamenta que en la sociedad actual “haya una pérdida de la feminidad, entendida como, la sensibilidad el afecto, la compasión, la capacidad de perdón, el uso de la palabra, como puente afectivo”.
La violencia en los jóvenes es un tema muy complejo y pueden influir numerosos factores. Pero todos los expertos coinciden que la educación es la principal baza para atajar el problema. La familia, los padres son los principales responsables de la actitud de los hijos.
En un artículo de El Confidencial Digital, podemos ver un análisis muy interesante sobre la situación.
En dicho artículo el psiquiatra Anthony Daniels pinta un panorama difícil. En Gran Bretaña, país donde la violencia juvenil, con fenómenos paralelos como promiscuidad a ultranza, embarazos no deseados y alcohol masivo, “los adultos tienen cada vez más miedo de los jóvenes (…) y por eso ya dejan de reprender a los que cometen actos antisociales en público, por miedo de que el joven se vuelva violentamente contra el adulto”. Y sin ir a un extremo “las madres, con tanta ansiedad como deferencia, les preguntan a sus niños de cinco años que es lo quieren comer, para evitar que tengan un ataque de ira. El resultado es que adolescentes y jóvenes toman toda denegación de una petición como un acto de lesa majestad”.
“Los adolescentes no están acostumbrados a un `no´ por respuesta”, dice Asela Sánchez Eneas, psicóloga. Esta profesional ha editado el libro Niños y adolescentes difíciles: evaluación, diagnostico, tratamiento y prevención, sostiene que la violencia, un problema cada vez más frecuente entre jóvenes, se debe a una sociedad demasiado permisiva. Los niños en su etapa de aprendizaje deben comprender aspectos como “lo que se debe o no hacer”. Se ha pasado en apenas generación y media, de estilos autoritarios a estilos demasiados permisivos. Los padres llegan a cuestionar y desautorizar incluso a los profesores. Como otro de los factores apunta episodios de maduración descompensada. Niñas menores cuya imagen no corresponde a su edad o compresión de generaciones por la que una chica de 14 años puede salir sin ningún tipo de control con un joven de 20 años. Por último se advierte de la gran influencia de la televisión en los menores. Pueden ver sin ningún tipo de censura programas destinados a ellos, una gran carga de violencia, sexualidad etc.
Me han parecido muy interesantes estas opiniones y como ya hemos visto en clase, la implantación de normas y un control por parte de los padres es fundamental a la hora de educar a los hijos. No todo puede valer, evitar los problemas en vez de enfrentarse a ellos no es la solución. Importantísimo la colaboración con los centros educativos en los que se encuentren los menores. Una buena actitud comunicativa tanto con los hijos como con los profesores es fundamental. El respeto, la libertad, el espacio personal no se debe confundir con la permisividad total. La Administración y la clase política deben cuidar estos aspectos en lo que les concierne a ellos, llegar a un equilibrio, cuidando a los menores que pueden correr algún tipo de riesgo, pero no pueden llegar a un punto extremo de poner en tela de juicio la autoridad de los padres. La Prevención de la delincuencia juvenil, debe ser causa común de Padres, Educadores y Administración.
Carmen

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