Hoy en este Blog, me gustaría dedicarle unas palabras a mi Tierra en este día tan especial para todos los andaluces.
Hemos visto en estos meses que el fundamento de la identidad de un “Pueblo” es su cultura y mantener viva su memoria histórica es cosa de todos.
El padre de la Patria andaluza Blas Infante, decía en su definición del principio de las culturas "… si una cultura determina a un pueblo y éste a una cultura; si al “espíritu” se atiende, no hay pueblos mayores ni menores de edad; ni pueblos padres ni pueblos hijos; ni pueblos superiores ni inferiores refiriendo esta superioridad a la técnica. Arrogarse una tutela de un pueblo sobre otro, en nombre de la “mayoría” de edad, de la paternidad o de la superioridad técnica es un crimen, y toda palabra un disfraz. Cuantas veces se usaron esas estúpidas palabras referidas a los pueblos, se vino a verter con ellas la rapacidad o el imperialismo. Todo pueblo vincula un espíritu, y todo espíritu tiene una primera pretensión, que es expresión primera: Libertad.”
"…se comprueba experimentalmente que ninguna cultura ha podido vivir jamás aislada, que cada una de ellas funde en su alma los elementos de las demás…la ley de conservación de las culturas no es, precisamente, la exclusión, sino la pacífica convivencia. No es la vida cultural, sino la animal de un pueblo – el Estado meramente político de este pueblo- los que combaten contra el pueblo ajeno. La vida cultural no conquista quitando, sino dándose a sí mismo a los demás. Toda cultura es la ajena ser recrea, vive de ella y para ella”.
Andalucía ha sufrido una transformación muy importante en estos últimos años. Los avances y el desarrollo han ido en aumento en una región castigada y maltratada en los dos últimos siglos. El espíritu de lucha del andaluz ha conseguido lo que ahora tenemos, una autonomía plena en el terreno político. Pero aún queda una batalla por librar igual de importante, la reivindicación de nuestros orígenes, de nuestra cultura. Debemos volver la mirada a nuestra “Tierra”, a nuestra gente del campo, del pueblo… allí se encuentra nuestro principio y nuestro fin, y a los que les hemos dado la espalda en pos de una sociedad cosmopolita y moderna. Corremos el riesgo de dormirnos en los laureles, acomodarnos en una sociedad de consumo y perder el sentido de la lucha constante por conseguir nuevos avances en nuestra sociedad. Igualmente Andalucía se ha caracterizado por ser un “crisol de culturas”, en nuestra región lejos de excluir a las culturas ajenas que han ido llegando, ha sido capaz de asimilarlas, como si de una esponja se tratara ha ido atesorando lo mejor de cada una de ellas y las ha hecho suya, constituyendo una de la culturas más ricas que existen en la actualidad. En una sociedad global y multiétnica como la que vivimos en la actualidad, tenemos una ocasión maravillosa para poner en práctica de nuevo ese “arte” que nos ha distinguido a lo largo de tantos siglos.
Aunque no estoy de acuerdo con muchas ideas que sobre Andalucía muestra el filósofo José Ortega y Gasset, hay algo en particular con lo que estoy de acuerdo, cuando dice… “Andalucía, que no ha mostrado nunca pujos ni petulancias de particularismos, que no ha pretendido nunca ser un Estado aparte, es, de todas las regiones españolas, la que posee una cultura más radicalmente suya. Entendamos por cultura lo que es más directo: un sistema de actitudes ante la vida que tenga sentido, coherencia, eficacia. La vida es primeramente un conjunto de problemas esenciales a que el hombre responde con un conjunto de soluciones: la cultura”…
Para concluir expresaré un deseo, que los andaluces seamos capaces de apreciar realmente nuestra Historia y nuestra Cultura, que sea una reivindicación de todo un Pueblo el fomentar nuestros valores para que todos seamos conscientes del nuestro bagaje histórico y cultural, sin caer en el anquilosamiento de un pasado de esplendor, ya que esta es la base de nuestro desarrollo futuro.
Hemos visto en estos meses que el fundamento de la identidad de un “Pueblo” es su cultura y mantener viva su memoria histórica es cosa de todos.
El padre de la Patria andaluza Blas Infante, decía en su definición del principio de las culturas "… si una cultura determina a un pueblo y éste a una cultura; si al “espíritu” se atiende, no hay pueblos mayores ni menores de edad; ni pueblos padres ni pueblos hijos; ni pueblos superiores ni inferiores refiriendo esta superioridad a la técnica. Arrogarse una tutela de un pueblo sobre otro, en nombre de la “mayoría” de edad, de la paternidad o de la superioridad técnica es un crimen, y toda palabra un disfraz. Cuantas veces se usaron esas estúpidas palabras referidas a los pueblos, se vino a verter con ellas la rapacidad o el imperialismo. Todo pueblo vincula un espíritu, y todo espíritu tiene una primera pretensión, que es expresión primera: Libertad.”
"…se comprueba experimentalmente que ninguna cultura ha podido vivir jamás aislada, que cada una de ellas funde en su alma los elementos de las demás…la ley de conservación de las culturas no es, precisamente, la exclusión, sino la pacífica convivencia. No es la vida cultural, sino la animal de un pueblo – el Estado meramente político de este pueblo- los que combaten contra el pueblo ajeno. La vida cultural no conquista quitando, sino dándose a sí mismo a los demás. Toda cultura es la ajena ser recrea, vive de ella y para ella”.
Andalucía ha sufrido una transformación muy importante en estos últimos años. Los avances y el desarrollo han ido en aumento en una región castigada y maltratada en los dos últimos siglos. El espíritu de lucha del andaluz ha conseguido lo que ahora tenemos, una autonomía plena en el terreno político. Pero aún queda una batalla por librar igual de importante, la reivindicación de nuestros orígenes, de nuestra cultura. Debemos volver la mirada a nuestra “Tierra”, a nuestra gente del campo, del pueblo… allí se encuentra nuestro principio y nuestro fin, y a los que les hemos dado la espalda en pos de una sociedad cosmopolita y moderna. Corremos el riesgo de dormirnos en los laureles, acomodarnos en una sociedad de consumo y perder el sentido de la lucha constante por conseguir nuevos avances en nuestra sociedad. Igualmente Andalucía se ha caracterizado por ser un “crisol de culturas”, en nuestra región lejos de excluir a las culturas ajenas que han ido llegando, ha sido capaz de asimilarlas, como si de una esponja se tratara ha ido atesorando lo mejor de cada una de ellas y las ha hecho suya, constituyendo una de la culturas más ricas que existen en la actualidad. En una sociedad global y multiétnica como la que vivimos en la actualidad, tenemos una ocasión maravillosa para poner en práctica de nuevo ese “arte” que nos ha distinguido a lo largo de tantos siglos.
Aunque no estoy de acuerdo con muchas ideas que sobre Andalucía muestra el filósofo José Ortega y Gasset, hay algo en particular con lo que estoy de acuerdo, cuando dice… “Andalucía, que no ha mostrado nunca pujos ni petulancias de particularismos, que no ha pretendido nunca ser un Estado aparte, es, de todas las regiones españolas, la que posee una cultura más radicalmente suya. Entendamos por cultura lo que es más directo: un sistema de actitudes ante la vida que tenga sentido, coherencia, eficacia. La vida es primeramente un conjunto de problemas esenciales a que el hombre responde con un conjunto de soluciones: la cultura”…
Para concluir expresaré un deseo, que los andaluces seamos capaces de apreciar realmente nuestra Historia y nuestra Cultura, que sea una reivindicación de todo un Pueblo el fomentar nuestros valores para que todos seamos conscientes del nuestro bagaje histórico y cultural, sin caer en el anquilosamiento de un pasado de esplendor, ya que esta es la base de nuestro desarrollo futuro.
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