sábado, 6 de febrero de 2010

"El Bola"

“El Bola”, dirigida por Achero Mañas (2000), nos presenta la vida y circunstancias de un chico, Pablo, de 12 años. El menor vive junto a sus padres y su abuela, marcado por un entorno familiar muy negativo para su normal desarrollo, y en el que sufre un fuerte maltrato tanto físico, como psíquico. Las palizas constantes de su padre, el temor que le infunde, hacen que Pablo viva encerrado en su mundo, como única compañía lleva un pequeño amuleto que le acompaña siempre, una bola que le da el sobrenombre. Su relación con los demás chicos es escasa y sólo comparte con ellos algún que otro juego. La madre vive sometida a la voluntad del padre, no es capaz de ponerse en su lugar y “proteger” a su hijo. Asimismo se ocupa de cuidar a su suegra que padece demencia senil, a pesar de su disconformidad. Esto la hace una mujer sin carácter y sin dominio de la situación familiar. Además de todo esto hay una figura fantasma, que le persigue, un hermano muerto en accidente de tráfico, y cuya muerte no han superado sus padres. No aparecen más relaciones sociales en la familia, ni de familia extensa o de amigos. Pablo conoce en el colegio a Alfredo un chico nuevo con el que entabla una amistad más intima, que tanto necesita. Este lo lleva a su casa y hace que el chico conozca otra realidad familiar distinta a la suya. Los padres de Alfredo son jóvenes, de un ambiente progresista y un matrimonio bien avenido. Cuidan de Alfredo, pero a la vez, le conceden cierta autonomía y dejan que sea responsable de sus actos, consiguiendo con esto, que vea por sí mismo, cuando ha cometido un error. El mismo lo comprende y no necesita castigos para enmendar su conducta. Están haciendo de él un joven muy maduro. Pablo cuando los conoce se cobija en ellos, se siente seguro y atendido. Cuando su padre le agrede no tiene otro sitio donde acudir que a casa de Alfredo y pide protección a sus padres. Es una escena impactante ver a ese niño herido, solo y desprotegido. No quiere volver a su casa, allí en realidad no le espera nadie, su desesperación es absoluta.
Se entiende por maltrato infantil “Cualquier acción u omisión, no accidental, por parte de los padres o cuidadores que compromete la satisfacción de las necesidades básicas del menor”.
El maltrato físico es el que provoca daño físico o enfermedad en el niño o le coloque en grave riesgo de padecerlo. En el caso de Pablo el maltrato físico es evidente por las palizas que le da su padre.
El abandono físico se da cuando hay una desatención tanto en la alimentación, vestido, higiene, cuidados médicos, educación y en el caso de nuestro protagonista falta de protección y vigilancia en las situaciones peligrosas y en la estimulación cognitiva. El niño va a jugar a las vías del tren y cuando vuelve a su casa encuentra violencia, desatención y unas relaciones crispadas entre los adultos de la casa, desinteresados en lo que le concierne a él, y sin más relaciones exteriores, fuera de ese círculo vicioso.
El maltrato emocional, de tanta importancia, la hostilidad verbal de su padre que le insulta y desprecia y el bloqueo de las iniciativas de interacción infantil. Vemos como el padre se muestra amable cuando hay personas extrañas delante, como el caso del padre de Alfredo o ante clientes en la tienda, pero que cuando no están, vuelca toda su ira, rencor y decepciones personales en su hijo, maltratándole físicamente y obligándole a quedarse encerrado en casa (su cárcel particular). Al ver que su hijo se relaciona con otras personas, impide por todos los medios que vuelva a repetirse los encuentros. El cariño, el respeto y los buenos ejemplos que deberían emanar de una figura parental, es completamente nulo.
Por último está la explotación laboral, Pablo se ve obligado a trabajar en la tienda de su padre, cuando en realidad debería estar haciendo una vida de niño, y cumpliendo con las obligaciones de niño así como disfrutando de los juegos de niño.
La situación familiar es factor de riesgo en este caso, un padre autoritario, sin criterio para educar a su hijo, una relación con su esposa de dominación y falta de respeto, la falta de comunicación en la familia y un menor retrotraído, amedrantado y lo suficientemente pequeño para no saber cómo solucionar su situación (su indefensión es total), hasta el momento final que decide irse de su casa y refugiarse en casa de su amigo Alfredo. La familia sin redes sociales, aislada y sin darle la oportunidad de salir y relacionarse es la gota que colma el vaso.
Los indicadores de maltrato son abundantes, ya que Pablo sufre agresiones físicas y psíquicas a menudo. Las heridas que le tienen que sanar en su casa a solas (por lo que falta a clase), o las heridas que le tienen que curar en el hospital son las demostraciones de dicho maltrato físico. La autoestima del chico es nula, siempre anda cabizbajo e inseguro, le da igual todo y no valora su vida. Las dificultades para relacionarse con otros niños de su edad y de realizar actividades lúdicas es también parte de los indicadores de maltrato en Pablo.
Los padres intentan ocultar dicha situación, ya que quieren aparentar ser una familia normal. La madre no solo no impide ese maltrato, sino que en un acto de cobardía encubre a su marido, para que nadie sepa que daña a su propio hijo. Cuenta más mantener una apariencia social “adecuada” que la vida del niño. En ningún caso cumplen con su rol parental tanto el padre maltratador como la madre encubridora. En el caso de Pablo el nivel de gravedad es máximo ya que tuvo que ser atendido de urgencias, para curarle las heridas provocadas por la paliza recibida, además de su miedo a volver a casa en un acto de supervivencia total.
La familia de Alfredo aunque se ve impotente para resolver este caso, sobre todo el padre se empeña en ocuparse del chico, no dejarlo desvalido y se arriesga a sufrir denuncias por asumir responsabilidades que no le corresponden. Yo valoro mucho el papel del padre de Alfredo, la sensibilidad mostrada y su sentido del deber para ayudar a un ser humano que está sufriendo y que en el caso de Pablo es más flagrante ya que se trata de un niño de doce años.
Reflexionando cuales pueden ser los pasos a seguir y si se podría intervenir con su familia, yo pienso que lo primero sería conveniente sacar a ese niño de esa casa. En este caso no se ve que haya familiares que se puedan ocupar de él, lo ideal sería que estuviera con alguna familia de acogida, a ser posible con la del Alfredo, hasta que se viera que puede hacerse con los padres. Personalmente no veo posibilidades en el padre, tal vez se podría trabajar algo con la madre. Hacerle ver que tiene una obligación con su hijo, ya que se ve que no es porque no lo quiera, su desatención. Debe trabajarse mucho su autoestima y confianza, ampliar sus redes sociales, así como intentar que tenga una ocupación fuera de casa, ya que está demasiado encerrada entre cuatro paredes, envejeciendo deprisa y muy amargada con la vida que lleva, que no es para nada la que le gustaría llevar. Mientras tanto habría que trabajar también con Pablo, este niño está muy herido ya no tanto físicamente como emocionalmente. Necesita ser feliz, que lo quieran y lo cuiden, hay que hacerle ver que es digno de cariño y respeto, justo lo que no ha tenido en su corta vida.

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