sábado, 21 de noviembre de 2009

“Pegué a mi padre, no aguantaba órdenes”





Este podría ser el final, como si de una película se tratara, de un largo proceso que conlleva el déficit de socialización de un individuo. Según Ventosa (1990:161), la Socialización “Es el proceso que, desde la infancia hasta la edad adulta, sigue el hombre con el fin de ser un individuo equilibrado y responsable y un miembro eficaz de su sociedad”. Dicho lo cual define Casado (1987:77) al Inadaptado Social como “Una persona cuyas conductas son fruto de un proceso de socialización incorrecta”, lo que puede dar lugar a un proceso de Desadaptación social posterior. Una vez he ubicado los conceptos desde los cuales hemos de tratar el artículo publicado por el diario ABC, sobre un caso de maltrato de un menor hacia sus progenitores, voy a situar como desencadenante de dicha acción, la rotura de la cadena del proceso de desarrollo social en la Socialización Primaria, aquella que tiene lugar en el seno familiar y que debe transmitir una serie de valores como son la estabilidad, condiciones económicas, educativas, de vivienda o de salud aceptables , además de relaciones sociales adecuadas. Asimismo la familia se considera el primer estamento social en el que un niño debe apreciar una jerarquía de autoridad, que con el tiempo se trasladará al resto de la sociedad en la que conviva. La convivencia y el respeto deben acompañar a los más pequeños desde el ejemplo de sus mayores, sin estos, los jóvenes no tienen opción a aprender patrones de conductas sociales que les permita integrarse en su contexto social adecuadamente. En el caso de nuestro protagonista la intervención se realiza desde un ámbito judicial, que recoge la educación como contenido en el cumplimiento de las penas por infracciones penales, buscando desde la reeducación y la corrección de las conductas, la finalidad de dicho internamiento. Dicha intervención debe llevarse a cabo desde una atención individualizada, adaptada a las características diferenciadoras del individuo, lo que no excluye una intervención ampliada al núcleo familiar, ya que gran parte del problema se encuentra ahí. Sería inútil reeducar para más tarde volver en las mismas circunstancias al origen del problema. A la hora de establecer un programa de Intervención exitoso hay que tener muy claro los objetivos que nos planteamos conseguir. Dichos objetivos deben encaminarse hacia un cambio de actitudes (el Ser), tanto en la escuela, como en la familia, grupo de iguales, normas sociales o la desadaptación o conflictividad. Tener conocimiento (en el Saber) sobre las razones de la desadaptación como las consecuencias de la misma, las normas sociales, las instituciones sociales, los recursos disponibles, los mecanismos de control social, la situación y problemática de la familia y la evolución de él mismo y su familia. Y por último habilidades (el Hacer) para hacer frente a la propia situación, hacer frente a la situación familiar, evitar el conflicto, establecer relaciones sociales positivas, tomar decisiones, percibir e interpretar correctamente los hechos y situaciones, desenvolvimiento personal en su entorno. La vida humana es similar a un juego. Cada persona es un jugador que tiene un papel específico que desempeñar. Cuando hay el reconocimiento del ser o autoconocimiento se puede jugar correctamente en el juego de la vida. http://argijokin.blogcindario.com/2009/09/10857-pegue-a-mi-padre-no-aguantaba-ordenes.html

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